Tanto el mundo onírico como el de vigilia, están regidos por un conjunto de leyes o por una funcionalidad constante que todos podemos observar y experimentar a través de nuestros sentidos.
Entre las leyes de vigilia encontramos:
-El comportamiento específico, ordenado e invariable de las sustancias materiales que la componen. La tierra, el agua, o el aire mantienen sus características a través del tiempo, (consistencia, textura, composición química). Y si estas cambian, lo hacen siempre de una manera predecible. Nuestros cuerpos también funcionan, en cuanto a la materia de la que están compuestos, de la misma manera. Y sus capacidades y habilidades de movimiento son claras y conocidas por todos. (No podemos volar, el fuego nos quema, precisamos respirar continuamente, etc.).
-El espacio también es fijo y estable;
-El tiempo tiene un devenir lineal, de hora en hora y de día en día, como lo marcan los relojes y almanaques.
-La ley de gravedad.
Las leyes oníricas, para un soñador poco atento, no parecen en principio ser diferentes de las leyes de vigilia que describimos recién, a no ser por algunas anomalías en la coherencia de los contenidos de los sueños. Sin embargo, lejos de ser caóticos, los sueños tienen una estructura que se mantiene: los elementos interactúan salteando, por momentos, la lógica temporal y espacial y algunas leyyes de la material (como que algun objeto aparezca o desaparezca repentinamente), sin llegar por eso al desorden. Podemos enumerar algunas de estas leyes:
-El cuerpo puede volar.
-Podemos cambiar de estar en un lugar a estar en otro muy distante (de un país a otro).
-Podemos cambiar de estar en una época a estar en otra e incluso que las épocas se mezclen (la infancia con la adultez, la escuela en la que estudiamos con la universidad a la que fuimos años después).
Sin embargo, cuando el soñador es más atento y es lúcido en sus sueños, puede notar que la conciencia en estado onírico está libre de muchas otras leyes del estado vigílico, y que eso pasa inadvertido debido a que el universo onírico es sumamente flexible y puede adoptar las formas de las leyes de la vigilia. Por ejemplo: sueño que quiero ir a una ciudad que está a cien kilómetros de donde estoy. Voy a sacar un pasaje de ómnibus, espero a que llegue y viajo en él hasta mi destino. Si tengo más experiencia y conocimiento onírico, en lugar de eso, voy volando a esa ciudad, o llego instantáneamente a ella intencionándolo claramente
Vamos a enumerar algunas leyes oníricas:
-La materia es alterable: podemos convertir la tierra en oro, el agua en luz, etc.
-La ley de gravedad puede ser evitada: podemos flotar y hacer flotar objetos.
-El cuerpo es liviano, elástico, resistente e indoloro, pudiendo incluso cambiarse por completo a un cuerpo distinto, incluso al de un animal o también desaparecer sin por eso perder la conscinecia.
Una vez conocidas las leyes oníricas, es posible manejarse en los sueños con mayor fluidez y eficacia.
Después de mucho tiempo de profundizar en práctica de sueños, sumada a la prácticas de no haceres, de silencio interno, y de cuerpos sutil y causal, la conciencia comienza a percibir un umbral en el que muchas de las leyes de vigilia se suspenden, una a una, en la propia vigilia, dejando lugar a la manifestación de las leyes oníricas. Luego, en el sueño lúcido, las leyes oníricas básicas también van retrocediendo y dejan lugar a las enunciadas en el Yoga del Dormir del Budismo Tibetano, claramente diferenciado del Yoga del Sueño, de la misma tradición: la materialidad va desapareciendo porque ya nos vamos desinteresando por ella. Nos dejan de atraer los escenarios y sensaciones fantásticas y nos atrae más la conciencia en sí. Poco a poco en el dormir y soñar, vamos buscando un estado de meditación profunda a la vez que los vivimos los eventos oníricos con cierta indiferencia. Dejamos de luchar contra las pesadillas y de hacer proezas maravillosas. Vivimos estas situaciones más como testigos que como felices protagonistas. Empieza a resultarnos superficial, como antes nos lo parecía el ver televisión: buscamos retrotraernos a la fuente de la que emergen los estímulos, las formas, sensaciones, etc.
Llegado este punto sucede algo particular e inesperado: las leyes de vigilia, tan estáticas y permanentes, empiezan a cambiar, instalándose en ella elementos más típicos de lo onírico: suceden eventos fuera de lo común, sincronicidades sumamente extrañas y fenómenos paranormales. Poco a poco las leyes oníricas van "invadiendo" las leyes de vigilia. Comienza a percibirse que el entorno y el "yo" no están separados, en el sentido que claramente sabemos que el cambio ha sido personal, fruto del trabajo interno
Una vez que se comprenden y domina el tema, se empieza a ver que las leyes de vigilia no son tan rígidas
Yo Espejismo de simbolos que se reflejan entre ells y se mantienen existiendo. Yo bucle