El Arte de Los Brujos          
 

 

También las  ciudades creen que son  obra de la  mente o del azar

pero ni  la una ni el otro bastan para mantener en pie sus muros.

De una ciudad no disfrutas las siete o las setenta y siete

maravillas  sino la respuesta que da a una pregunta tuya

                                                                                                                                   Italo Calvino 

 

 

Conducir es una de mis actividades preferidas. Mi relación con los autos es tan especial que los considero seres vivos y los trato con más cariño que a las mascotas. Sabiendo eso, Bruna me pidió que la acercara a la ciudad de La Plata, a cincuenta kilómetros de la Capital Federal,  para realizar unos trámites.  Después de superar la zona de semáforos y de tránsito ciudadano, y de tomar la autopista, Bruna comenzó a hablar como solía hacerlo, o sea,  sin ningún tipo de preámbulo.

    —Los toltecas hablan de pasos en el aprendizaje del manejo del doble. Llaman a esos pasos  compuertas. En cada una hay cosas claves que aprender y obstáculos que vencer.

    Intuyendo que se venían revelaciones importantes, disminuí la velocidad y me coloqué en el carril de la derecha para poder concentrarme en lo que escuchaba.

    —La primera compuerta es tener conciencia de estar quedándose dormido. La segunda es cambiar de un sueño a otro, ya sea yéndose a dormir dentro del sueño y despertando en uno nuevo, o mirando un objeto fijamente hasta ser literalmente tragado por él. A la tercera compuerta, se llega al verse uno a sí mismo durmiendo y aprendiendo a moverse a partir de esa visión. En la cuarta, se puede viajar a lugares conocidos, desconocidos, e incluso, a sitios que solo existen en los sueños de otras personas.

    Lamenté enormemente no poder anotar o grabar lo que Bruna decía, ya que era imposible recordarlo.

  —Hay un ejercicio interesante que es para aprender a mantener la conciencia de sueño una vez superada la primera compuerta. Se trata de fijar la atención en los objetos del sueño, uno a uno y hasta cinco, al principio, y luego, todos los que quieras,  volviendo al comienzo, cuando notas que la atención mengua. 

    —Pero no me dijiste cómo llegar a la primera compuerta —dije en el intento de ordenarme y  de recordar.

    —No hay indicaciones al respecto. Solo intentas hacerlo, además, debes irte a dormir con la intención de encontrar en tus sueños un objeto cualquiera, pero fijado de antemano.

    —¿Cada noche el mismo objeto?

    —Sí, es importante.

    —Pero si entro al ensueño de manera conciente, entonces no deberé buscar nada, ¿o sí?

    —Obviamente no, son dos maneras de inducir la conciencia de sueño.

    —Bueno —sinteticé—, una vez “adentro”, hago el ejercicio de mirar los objetos de uno en uno.

   —Sí, hasta que sientas que estás firmemente arraigada a ese escenario. Luego, puedes  pasar a la segunda compuerta yéndote a dormir voluntariamente.

    —Qué raro, irse a dormir en un sueño. ¿Es posible quedarse dormida en un sueño? ¿El cuerpo de sueños siente sueño? ¿Realmente una se adormece allí?

    —Completamente, y no una sola vez. Puedes hacerlo varias veces seguidas. Y cada vez que te levantas, estás en otro sueño, hasta que decides despertar y, cuando despiertas, estás en el sueño que le había dado origen a ese.

    —Qué extraño. 

    —Las otras maneras de cambiar de sueños, o por lo menos dos de ellas, son: primero, si enfocas la atención en un objeto lejano, aparecerás a su lado, y segundo, si lo haces en uno cercano, el objeto ejercerá una fuerza de absorción que te succionará y te hará aparecer en algún otro escenario. Debes fijarte qué tipo de cosa eliges porque a veces tienen que ver con el sueño al que entres. Si enfocas, por ejemplo, el tronco de un árbol, es posible que aparezcas en un bosque.

    Pregunté a Bruna si no se prestaba a confusión el uso de ejercicios de diferentes culturas. Ella dijo que estábamos todavía en los comienzos y que era bueno que tuviera todos los elementos posibles. Como no tenía acceso directo a maestros de ningunas de esas culturas, entonces era bueno estudiar el tema a fondo desde varias perspectivas. Ya habría tiempo más adelante para focalizar o elegir tendencias. También comentó que no olvidara que estábamos en la era de la información y que éramos occidentales.

   En este punto de la charla, nos recibía la racional ciudad de las diagonales, con su formato cuadrado y con la práctica disposición de tener las calles     numeradas. Largas filas de tilos se alzaban, verdes y perfumadas por doquier, y en algunas veredas, vestigios lilas de jacarandá jugaban con el viento. 

     Luego de hacer los trámites, Bruna se mostró reacia a seguir hablando de los toltecas porque, según dijo, la información debía madurar dentro de mí.

     —Pareces Ernesto —protesté, ansiosa por saber más.

     —Además —agregó—, tu cuerpo de sueños me escuchó muy bien y comprendió todo lo que dije.

     —¿Cómo sabes eso? —pregunté.

    —Porque tu cuerpo de sueños está más cerca de mí que el de carne y hueso. No te olvides que es mucho más inteligente que tú y que lo conozco hace tiempo.

    Bruna rió de su propio chiste y mostró su habitual jovialidad, que en ese día aún no había aparecido, según supuse, porque habría resuelto algún problema que la tendría preocupada. Le pregunté al respecto y dijo que sí, que había podido resolver favorablemente un tema político que tenía en un brete a una amiga suya, directora de una cárcel de mujeres.

 

    Comenté a Alejandro las extrañas enseñanzas de Bruna, y días después en un kiosco de revistas, cercano a su departamento, vimos un libro pequeño titulado El Arte de Ensoñar, de Carlos Castaneda. Como ambos éramos aficionados a la lectura, intercambiamos una mirada cómplice e inmediatamente lo compramos. En la mesa de un bar, otro de nuestros vicios compartidos, empezamos a leerlo. Al momento, nos fascinamos por completo, ya que en él, además de estar explicadas las cosas a las que Bruna se había referido, había gran cantidad de información acerca de los sueños. Durante las semanas siguientes, leímos el libro entero e intentamos poner en práctica lo que nos había revelado.

     Como ocurrió otras veces, mis experiencias nocturnas empezaron a teñirse de una nueva  atmósfera; en este caso, la que sugería el autor.  Uno de los temas que me llamaron la atención fue la existencia de lo que él denominaba “exploradores”. Estos eran seres de diversos mundos que iban a otros en busca de energía. Podían entrar  a nuestros sueños, y la manera de detectarlos por nuestra parte era su apariencia estrafalaria. La propuesta, una vez localizado el explorador, consistía en pedirle que lo llevara  a uno a su mundo.

     Varias veces los descubrí en mis sueños, pero me daba miedo de que me llevaran a algún lugar del que no pudiera volver, ya que según decía en el libro, era factible que  eso ocurriera.

     Una vez soñé que estaba viajando en ómnibus. Era de noche. Mi destino era una localidad con playas de clima húmedo y tropical.

     —Al fin estoy yendo —pensaba—, después de tanto tiempo.

Me sentía tan feliz que tuve ánimo para conversar con la mujer del asiento de adelante. Posteriormente, me dispuse a dormir haciendo un suave movimiento de cabeza, a la derecha y a la izquierda, acompañado de una respiración conciente, suave y rítmica que había aprendido recientemente en el libro.  Me dormí y aparecí en una calle oscura, flotando y haciendo lentos giros en el aire. Mi cabeza seguía con el movimiento tenue, y yo sentía que ese ejercicio me ayudaba a limpiar el espacio que tenía adelante. Recordaba claramente el ómnibus en el que me hallaba. Era de noche, y la calle estaba desierta. Comencé a caminar, y se me ocurrió buscar algún explorador.

      —Esta vez —pensé—, voy a animarme a pedirle que me lleve con él.

     Pero ningún objeto extraño había a la vista. Solo se oían los grillos y las chicharras. Andando, llegué a una calle en la que había un puentecito, y abajo, una corriente de agua. El sonido de esta crecía poco a poco, y la corriente me atraía como si fuera un imán, con una fuerza que le era propia. Me resistí a acercarme más porque recordé lo que decía en una de las páginas: que el espíritu del agua podía atrapar a las personas y llevarlas muy lejos. Pude vencer esa fuerza, me alejé y sentí en el cuerpo una persistente llovizna. Al rato, todo estaba mojado, como pegajoso. Me sentí poca lúcida, quise despertar y lo hice en el ómnibus. La mujer de adelante me preguntó por un pueblito de la zona. Miré hacia afuera y, leyendo los carteles, pude orientarme: el próximo poblado era el suyo; y el siguiente, llamado Yureré, el mío.

 

     Con el tiempo, fui teniendo sueños en los que atravesé las diferentes compuertas, aunque mi atención no era tan prolongada ni podía dominarla como quería. Una de las experiencias más fuertes, por la intensidad con que la viví, ocurrió en un sueño en el que caminaba aburrida y algo atontada sin saber qué hacer.

      —Ya que estoy acá, podría mirarme las manos —pensé.                                    

    Como en cámara lenta, las puse una al lado de otra delante de los ojos y las observé. Las vi con mucha claridad. Entonces recordé que la compuerta que seguía indicaba mirar fijo a un objeto para que lo absorbiera  a uno y lo mandara a otro escenario. Sin dudarlo, aunque con mucho miedo, pensé que ya que estaba mirando mis manos, podría aprovechar y hacerlo. La sensación era muy parecida a la de la primera vez que me tiré de un trampolín muy alto, a cerrar los ojos y que sea lo que Dios quiera.

   Sentí que una fuerza me aspiraba hacia el interior de mis manos y, al instante, estaba adentro de una casa donde una familia conversaba sobre temas intrascendentes, lo que me pareció nuevamente aburrido. Pensé en volver a mirar algo fijamente, pero esta vez no tuve el valor.

 

    Otra noche soñé que estaba durmiendo en un altillo por el que pasaba un gran tubo de calefacción. El ruido ensordecedor de un tren me despertó y me dio un susto muy grande. El piso temblaba con las vibraciones, y todo parecía a punto de derrumbarse. Sospeché que se trataba de un sueño y me pregunté si era necesario pasar por momentos de pánico como ese. Me contesté que sí, que el ensueño valía pasar por eso y por mucho más. Fui rodando hacia la ventana porque no había lugar para pararme y me dejé caer hacia fuera. Volando, llegué a la terraza de un edificio desde donde se veían un río ancho y las instalaciones de un puerto en la orilla. Podía distinguir con claridad los detalles de las grúas rojas, de los depósitos, de los contenedores…, a pesar de estar muy lejos de ellos.

Hice el ejercicio de observar objetos de a cinco, primero, y luego, agregué más, y cuando sentía que los objetos temblaban, volvía al primero. Este ejercicio solía resultarme fastidioso, pienso que porque no tomaba conciencia de sus beneficios energéticos. Cuando me cansé de hacerlo, quise elevarme, y algo me disparó a gran velocidad y muy alto. Al detenerse el movimiento, tiempo después, miré hacia abajo y me encontré con una visión muy hermosa. Veía las nubes desde arriba, como si fueran el suelo donde pisar; eran muy blancas y brillaban con la luminosidad del sol. Luego bajé a una playa ancha y de mar sin olas, o tal vez, del río que había visto antes, que estaba llena de lagunas pequeñas y transparentes por las que me deslizaba en vuelo rasante. Poco a poco, empezaron a aparecer los seres más extraños que hubiera visto jamás. No sé de dónde llegaban, solo veía que de repente estaban ahí. Supe, como otras veces, que no podría, de ninguna manera, recordar lo que estaba viendo. La variedad era inmensa. Decidí fijar la atención en unos pocos para poder memorizar y acordarme. Posé la vista al azar en uno que se parecía a un hombre, sólo que mucho más chico y de color gris muy oscuro, casi negro. A continuación, en otros dos muy altos, con grandes cabezas de color verdoso, parados al lado de una construcción que se asemejaba a un hongo gigante. Después de mi observación, la playa estada atestada de “gente”. Percibía a los seres demasiado cerca y sentía que ellos también me miraban, lo que me produjo una impresión desagradable. Me alejé de la playa hacia lo que parecían ser casas y vi un aparato semejante a un televisor y al lado la imagen de una persona que había sido mi amiga años antes y que parecía haberse escapado del aparato. Sabía que era un sueño y que no era ella realmente, sin embargo, me molestó que estuviera ahí. Una voz me dijo que había muchas relaciones mal terminadas en mi vida y que la sensación de acoso no me dejaría en paz hasta que arreglara eso.  Era la pura verdad. En ese momento, en la pantalla, apareció la figura de un animal, como un puerco espín de color blanco, que me miraba con mirada inteligente. Me di cuenta de que era un explorador y enseguida le grité que me llevara a su mundo. Al momento, el bicho cambió de forma: se transformó en un animal horrendo. Entonces me arrepentí del pedido e instantáneamente desperté.

 

     El hecho de escuchar una voz a través de mis oídos o en el interior de mi cabeza que sonaba y que me explicaba cosas  era  algo tan habitual y tan natural que nunca había llegado a preguntarle ni a Bruna ni a Ernesto al respecto. Alejandro sí me había comentado que le pasaba eso y que los toltecas la llamaban “la voz el emisario”. 

     Después de estas y de otras experiencias similares, observé ciertas analogías entre las técnicas toltecas y las que me había enseñado Bruna con anterioridad.

En principio, pensaba en cómo se parece el hecho de que una imagen hipnagógica lo lleve a uno a un sueño que se despliega de ella con el paso por la segunda compuerta: cuando afirmaban que una de las formas de pasar a otro sueño era mirar fijo un objeto, y entonces ocurría que el objeto chupaba al soñador y lo mandaba a un sueño distinto.

En segundo lugar, pensaba que cuando uno se duerme dentro de un sueño, debe despertar primero del último sueño y luego del primero. Y si se durmió varias veces, entonces, va despertando de uno en uno. Esto puede ser muy confuso si uno no recuerda el orden en que se fueron produciendo o si olvida alguno, lo que está muy relacionado con los falsos despertares.

Y tercero, y como explicaba uno de los personajes en un libro y tal cual lo había dicho Bruna, si uno se acuesta en un sueño en el mismo lugar y en la misma posición en la que se acostó originalmente, lo que se llaman posiciones gemelas, entonces que se prepare, porque la realidad de ese sueño es mucho más real que la vida cotidiana.

      Cada persona tiene un umbral personal para Ver. Pueden ser 15 minutos o 6 horas, da  igual. Debes construir tu silencio interno para llegar a ese umbral. Y puedes hacerlo segundo a segundo, incansablemente cada día. Entonces verás.

                                                    Taisha Abelar

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Chamanismo

 

   

No Haceres
 

           Los no haceres son un conjunto de prácticas que tienen como objetivo socavar el torrente de pensamientos, conscientes e inconscientes que consume casi la totalidad de nuestra capacidad de conciencia y atención y que comienza en nuestros primeros años de vida, extendiéndose, de instante en instante y  sin interrupción, hasta el final de nuestra vida.

      Dividimos los no haceres en varios grupos: mentales, hipnagógicos, físicos y emocionales.

 

      No haceres mentales

       Intentan desarticular la falsa coherencia de nuestro diálogo interno utilizando al lenguaje mismo como herramienta, con el objeto de lograr la toma de conciencia de su completa incoherencia e invalidez.

             Práctica: mantenerse en silencio observando formas, sonidos y  sensaciones corporales. Al aparecer un pensamiento automático en la conciencia, lo interrumpimos y le sobreponemos:

                  -Frases sin sentido (Ej: “lentas ramas se destilan”)

                  -Frases que no respeten las reglas de la gramática. (Ej: Suelo moebius yermo canta)

                  -Onomatopeyas o palabras inventadas. (Ej: “ojaras landaras iersorsoli”)

      Nuestro diálogo interno no va a detenerse, pero al estar interrumpido sistemáticamente por estas intervenciones, sensaciones de extrañeza y desconcierto comenzarán a manifestarse, en el sentido de que poco a poco veremos que la verdadera incoherencia reside en el pensar permanentemente, como si tuviéramos una radio o televisor encendidos día y noche en nuestro interior asumiendo nuestra identidad.

 

       No haceres hipnagógicos

            Visualizar formas y colores superpuestos a lo que vemos normalmente, en cualquier situación. Por ejemplo: Si estamos sentados en un café, imaginamos que alguna de las personas a nuestro alrededor tiene en su espalda enormes alas de mariposa de color azul. Mantenemos la imagen algunos segundos, y luego cambiamos a visualizar pequeñas esferas de luz de distintos colores que se mueven graciosamente por el ambiente, pasando después a imaginar que las personas se agrandan y se achican. Podemos ir armando secuencias de imágenes. Es importante que sean cada vez más espontáneas y que se sucedan rápidamente, con liviandad.

 

       No haceres físicos

            Así como el diálogo interno se forma de palabras, nuestros cuerpos tienen innumerables hábitos posturales y de movimiento que constituyen una verdadera prisión para nuestra corporalidad natural.

       En situaciones sociales vamos a realizar pequeños gestos o micromovimientos imperceptibles para los demás, sin ningún tipo de coherencia, orden o premeditación, al modo de los no haceres mentales, repitiéndolos algunas veces y cambiando a otros.

       En soledad, estas maneras distintas de movernos pueden ampliarse hasta donde queramos, realizando movimientos, gestos o posturas inusuales de mayor magnitud, hasta danzas que no incluyan un solo movimiento.

    La práctica de los no haceres va abriendo agujeros en la tela o envase que limita nuestra percepción y nos mantiene en la primera atención. Esto sucede porque el  no hacer obedece al patrón  normal de los sucesos de la segunda atención.

 

    Primera y segunda atención. Características.

     Esta atención, como la primera, tiene su propio modo de funcionar: se rige más por lo aleatorio, por lo sincrónico, por las adyacencias y por lo panorámico que por lo focal. Las fronteras entre los sujetos, entre las personas y el mundo, entre lo físico y lo no físico, se van disolviendo hasta desaparecer, sin por eso caer en caos sino justamente todo lo contrario: un nuevo e impredecible orden se manifiesta. En la primera atención el ser usual planea y acciona mediante el pensamiento, sintiéndose un yo separado de los otros y del mundo, actuando en un tiempo y espacio fijos que no poseen vida ni conciencia propia.

    El yo usual en cambio se concentra en un punto y va hacia el a través de sus pensamientos, de la manera más lineal y directa que pueda, recortando su accionar del resto de la realidad.

    El lenguaje es uno de los sostenedores de la conciencia en la primera, que, como en una jaula hecha con barrotes de palabras, la mantiene presa a través de un conjunto de espejismos (como el del falso tero).

El dialogo interno ejerce una suerte de tiranía a la percepción, acotándola de la manera que nos puede acotar tanto como caminar por el interior de una casa en comparación a hacerlo al aire libre. Parar el diálogo interno no es demoler la casa, sino de salir de ella. La primera atención es una burbuja dentro de la segunda atención, accesible y disponible para cuando es necesario actuar en ella. La segunda se rige por la sincronicidad, la aleatoriedad inteligente, por el alineamiento y despliegue de habilidades y energías. Es más importante la mirada periférica, tanto en lo vidual como en lo energético,  por decirlo así, que la puntual, lo aparentemente fortuito que lo aparentemente lógico, lo accidental que lo esperable.

    Cuando se logra detener aunque sea parcialmente el diálogo interno, la sensación que nos embarga es de descanso y liberación: la radio interna, con sus engañosas urgencias y presiones se ha detenido finalmente y entonces el paisaje de la segunda atención se manifiesta de manera ínfima y superlativa, con sensaciones y sucesos que no sólo cambian nuestras sensaciones y percepciones interiores sino que de manera increíble, cambian al mundo mismo. Las personas y los escenarios que nos rodean, cambian de modo inaudito. El orden distinto que asoma, acomoda además muchos aspectos de la vida del ser usual de modo sorprendente e instantáneo, de una manera que para él parece improbable o imposible.

    La segunda atención es como una esfera o anillo que contiene en su interior a la primera atención que es también, metafóricamente, como una esfera o anillo pero mucho más pequeño. O sea que la trasciende y la incluye, por eso no es que la primera atención desaparece y uno queda excluido de ella sino que la primera atención queda como un recurso más, un modo de actuar más en algunos momentos es necesario usar. Como es importante una plaza en el medio de una ciudad: a la plaza no se la elimina pero uno se da cuenta que hay una ciudad entera alrededor y no solamente la plaza en la que antes vivía y en la que trataba de solucionar y desarrollar toda su vida.

     Como dijimos, en la segunda atención hay menos fronteras, menos divisiones. Al disolverse por ejemplo, la frontera humana, la intersubjetividad como concepto, desaparece. Se comprende que la energía humana es una sola y ya no hay ningún pensamiento ni reflexión acerca de ello y tampoco conflicto. Si “yo” y “tú” no están, ahí termina el tema.

 

   Atenciones y cuerpos (o planos).

    A primera vista,  podría ser lo mismo el sambhogakaya o plano sutil, que la segunda atención, en el sentido de la irrupción de estados o circunstancias fuera de lo estipulado socialmente como “normal”, sin embargo, analizando más finamente, vemos que podemos tener distintos tipos de primera y segunda atención  en relación a lo sutil y a lo causal. Podríamos decir para los neófitos, que la primera atención coincide con los fenómenos de la física clásica y la segunda con los fenómenos de la física cuántica, pero no es así porque tanto en una como en otra atención se pueden acceder a los distintos estadios de los planos sutil, causal y no dual .

  

      -Primera atención común o del ser usual.

      -Primera atención sutil: Se experimenta paz, serenidad, liviandad, claridad y sentimientos esporádicos o permanentes de plenitud independiente de los estímulos  sensoriales, emocionales o discursivos.

      -Primera atención causal: Se llega a un nivel de claridad y descentramiento del yo, a una sensación  y vivencia de comprensión de la real identidad o de conciencia pura.

       -Segunda atención del ser usual: Se trata de percepciones como presentimientos,  clarividencias, sueños lúcidos espontáneos. Estos sucesos se dan de manera natural, sin alterar en gran medida a la primera atención del ser usual.

      -Segunda atención sutil: Se despiertan otros sentidos, paralelos a los cinco sentidos habituales y las experiencias segundatencionales interactúan con las de la primera atención. Ya no se trata de paz o claridad como en la primera atención sutil, sino que la vida empieza a ocurrir en gran medida dentro de los parámetros sutiles.

    La principal diferencia es que los contenidos de la vida cotidiana se hacen en gran parte sutiles. El mundo se presenta como sutil: las personas, las situaciones y el discurrir de la vida cotidiana  es segundatencionalmente sutil.

      -Primera atención en el plano causal

      -Segunda atención en el plano causal

      -Primera atención en el plano supra causal

      -Segunda atención en el plano supra causal

 

    Cuando un occidental comienza a practicar budismo u otras enseñanzas orientales que guardan muchas similitudes con el chamanismo, es notable ver como la mayorías de los maestros cierran las puertas que conducen a la segunda atención y reducen las prácticas a la primera atención, restringiendo cualquier irrupción, fruto inevitable de las prácticas de fenómenos segundatencionales e incluso del plano sutil primeratencional, alegando que son distracciones innecesarias, que pueden desviarnos de nuestro verdadero hacia la no dualidad. Sin embargo, los senderos sutiles y de la segunda atención son amplia y detalladamente desarrollados, enseñados y utilizados en los discípulos orientales. En el chamanismo no suele ser tan irrestricto el conocimiento segundatencional posiblemente debido a que  el objetivo chamánico no es la no dualidad, o al menos no está claramente especificado.

 

                                   

 
No haceres Hipnagógicos

 

    Vamos a distinguir entre las imágenes hipnagógicas de la primera atención, que son las indicadas para comenzar a practicar este tipo de no haceres, y las de la segunda atención que son sutiles. Las de la primera atención son visualizaciones de objetos comunes de la primera detención, como por ejemplo imaginar que la persona que va caminando a nuestro lado empieza a hacer acrobacias en el aire. En cambio, en las de segunda atención vamos a intentar visualizar por ejemplo figuras luminosas, halos de luz alrededor de personas y objetos, o figuras geométricas de las más hermosas que seamos capaces,

y esto vamos a explicar porqué cuando comenzamos la práctica de las hipnagógicas de primera atención, en general es algo que nos causa risa es algo gracioso Y eso es correcto porque el humor es una excelente entrada a los mundos sutiles o de segunda atención. El problema es que la segunda atención maneja los niveles útiles tanto hacia lo alto como hacia lo bajo, entonces podrían aparecer  espontáneamente,  según sean nuestros contenidos internos conscientes e inconscientes imágenes que nos pudieran asustar, con lo cual estaríamos yendo hacia la segunda atención pero de un nivel sutil bajo lo cual es muy dañino y es por esto que consideramos que en las culturas orientales no se enseña este tipo de técnicas ligeramente hasta que los estudiantes no tengan en sí mismos esta cllase de contenidos ni sientan ninguna atracción hacia estos temas porque podría derivarse a situaciones problemáticas tanto para el que lo hace como para para su propio entorno. Vamos a mudar el artículo de Pasillos aquí y quizás podríamos decir que es una especie de no hacer un derivado o un pariente pasillo de no hacer. Lo vamos a organizar en artículos Entonces no seres humanos r2 o vamos a cambiar el nombre pero van a hacer artículos cortos para no sobrecargar como si fueran lecciones lección 1 lección 2 lección 3. Es necesario empezar por las prácticas de la primera atención hasta que esto se haga natural en los otros así como un instrumentista debe estudiar primero muchas las escalas para después poder improvisar está en la misma dinámica que usamos en el Áarte hipnagógicas qué. 6 de enero número 2 Última aclarar acerca del diálogo interno es que hay algo hay dos cuestiones una es el diálogo interno del si la manera en la que está estructurado y 2 es la situación es que hay dentro del propio diálogo interno porque si el lenguaje es sano es prolijo es coherente Es mucho más fácil utilizarlo como un trampolín hacia la verdadera identidad. Hay una vía de llegada a la no dualidad a la iluminación para segunda tensión a todos los ámbitos de la conciencia que puede realizarse a través de las palabras y de alguna manera es necesario tener algunas explicaciones para llegar a la iluminación. Porque lenguaje de ninguna manera es una maldición sino que es una herramienta más comunicación entre tantas otras que tenemos que en estos en estas civilizaciones actuales pareciera ser la única Entonces es una tarea muy importante revisar todo el discurso interno y externo para limpiarlo depurarlo y que se convierta en un verdadero arte porque cada distorsión en nuestro lenguaje produce más emociones más desgaste un lenguaje sano gasta mucho menos energía que un lenguaje interno enfermo en los lenguajes más enfermos tenemos la neurosis hasta llorar las graves y las psicosis en donde directamente ya las personas no pueden vivir normalmente. 

 

    Las sinagógicas emocionales son quizás las más curiosas de todas debido a que en primer término, no son imágenes visuales . El sentido de la vista en nuestra cultura está sobrevalorado con respecto a todas las demás formas de sentir y percibir, es por eso que quizás imaginar emociones puede hacer algo desconcertante. Una de las maneras más prácticas para empezar es recordar o evocar emociones hermosas que llamó sentido podemos hacerlo buscando en nuestro banco de datos de memoria o quizás escuchando alguna canción podemos ir a lugares que sean especialmente significativos emocionalmente entonces empezamos a sentir esa emoción de felicidad de alegría de comunicación de plenitud y además de sentirla una vez que la tengamos identificada nos vamos a ir forzando intentando superar a mejorar si estamos bien vamos a estar mejor así estamos mejor modo para mucho mejor provocando nosotros mismos esa sensación o ese sentimiento es emoción Igual que los músculos las emociones pueden ejercitarse y fortalecerse como la conciencia en sí conciencia plena está rebosante de emociones y sentimientos de alegría felicidad etcétera este simple hecho es una vía de evolución what's a practical la vía hacia la evolución ya que nos va limpiando de las emociones más bajas y a manera de comparación o metáfora de una radio vamos sintonizando cada vez frecuencias más claras Y vamos creando hábitos de felicidad y de también de elasticidad y flexibilidad en cuanto lo emocional y sentimental hasta poco a poco tener un manejo sano y práctico y las mismas para poder aplicar en cualquier situación en realidad estamos dando como hipnagógicas pero también en principio es muy terapéutico cuando uno logra desapare nacionalmente distintos estados es muy gracioso y es lo más ya lo dice el ruido de la bandeja del mozo que se cayó. 

 

 La mayor información. La mejor enciclopedia, gurú y maestra es mantener la atención en el presente. El libro del ahora es la única lectura que no defrauda. Hay otro tema también muy importante que es que es el tema de contenidismo Y formalismo que es lo que hacen los algunos de los maestros por ejemplo en el budismo zen que sólo desarrollan el formalismo, la estructura y no desarrollan los contenidos de la segunda atención y en lo posible van sólo por la primera atención hasta la iluminación. Entonces no recomendamos desarrolló la tecnología antes de estar en un nivel de cierta tranquilidad y sin pesadillas y si así fuera más adelante vamos a explicar técnicas para poder disolver la imaginería negativa y poder transformarla curando incluso a esas situaciones neuróticas osea sería un abordaje terapéutico terapia hipnagógica.

Los Pasillos

 

     Dicen que nuestro destino está escrito. Al detalle. Pero que sin embargo, hay muchos senderos posibles para su despliegue. Y allí es donde cobran importancia los pasillos. Los pasillos son distintos senderos, distintas posibilidades para cumplir lo escrito.

     Una de las maneras de elegir los mejores pasillos es interncionarlos, intentarlos.

     Se va pensando, imaginando, visualizando. Por ejemplo: "quisiera vivir en un convento o monasterio rodeado de naturaleza, con muchas personas religiosas, místicas, que me enseñen a manejar energía, a Ver, y también a sanar desequilibrios, enfermedades y falta de deseo de evolucionar. Un lugar tranquilo pero cercano a la ciudad.  Quiero teletransportar objetos, volar, aprender a realizar destrezas físicas, despertar al doble y materializarlo.  Salir por las noches volando a llevar conciencia y luz a todos los que la necesiten. Conocer arhat, santos y santas de distintas tradiciones. Ver paisajes de luz".

    Diariamente es importante alimentar ese pasillo, planearlo en detalle.

    La conciencia es una plastilina que necesita de contenidos para tener forma. Los pensamientos van dando forma, primero mental y emocional y luego, poco a poco, se van volviendo materia. Cada pensamiento teje con sus hilos una red de futuros acontecimientos materiales. 

 

     Los Hilos de las Circunstancias

     Son lo que está detrás de la materialidad y la determina, ¿Qué es? Qué son? Estados de impecabilidad. De desapego, de no reificación. Hay muchas formas de segunda atención. Con los contenidos de las vivencias lo que sucede es sorprendente. Algo los reúne, los convoca. Y los organiza. La realidad material, esta serie de imágenes sensoriales en las que nos desplegamos, también con un cuerpo hipnagógico en las muy relativas coordenadas de espacio y tiempo. Esta modalidad de existencia brota desde algún lugar en nuestra conciencia, en el propio estado mental, que la determina. La atención en sí es la propia llave. La atención: ¿qué hace cada uno con la atención? ¿La atención como sustancia? ¿La atención como verdadero yo? ¿La atención como conciencia?

 

       El chamanismo es una forma de la espiritualidad que existe desde hace miles de años, aun antes de la aparición de la escritura y de la existencia de ciudades, en distintas zonas del planeta. Tiene como característica una concepción de la realidad que abarca aspectos mágicos, animistas, pleno de entidades naturales no visibles, pero de incidencia crucial en la vida cotidiana de las personas. Enarbola una sensibilidad que trasciende a la de los cinco sentidos, el pensamiento y el sentimiento. Plantea la capacidad de alcanzar estados de conciencia diferentes al habitual a través de distintas técnicas en parte conocidas hoy en día, que constituyen, a través de su práctica, la posibilidad de aventurarnos personalmente a transitar sus senderos y confirmar en nuestra experiencia sus postulados. 

    Uno no es el jugador de esta partida de ajedrez cósmico, uno es simplemente una ficha de ajedrez. Quien decide todo es una fuerza impersonal consciente que los brujos llaman el Intento o el Espíritu.