La conciencia evoluciona a partir de una jerarquía de estructuras cada vez más inclusivas, trascendentes y dispuestas a la pluralidad de visiones y perspectivas de comprensión. El silencio de la mente, los estados de disolución del egocentrismo, los de alta creatividad, la ampliación de percepción, la lucidez onírica, la energía sutil y los sentimientos de unidad cósmica se encuentran entre estas cualidades olvidadas.

    Los estados de sueño también se vieron afectados por los reduccionismos a los que hemos aludido. Se suele creer que solo hay sueños sin lucidez ni control, en los que el inconsciente se despliega con pocas o nulas posibilidades de reconducir el devenir de los sucesos. No podemos hacer más que experimentarlos sin decisión alguna acerca de su desarrollo y solo son accesibles por interpretación simbólica. Somos prisioneros, en ese tipo de inconsciente, de toda clase de apegos, aversiones, pánicos, conflictos y fragmentaciones. Lo que debemos traer del olvido y poner en práctica es pues la capacidad de ser conscientes en el sueño. Cuando la lucidez onírica surge, el concepto de inconsciente experimenta una revolución. Ser consciente en el inconsciente onírico conlleva la aparición de increíbles recursos psíquicos, creativos y perceptuales, junto al acceso a nuevos estados de consciencia que se manifiestan en un acercamiento a una mayor libertad, inteligencia y ecuanimidad en la vida cotidiana.



    Así es que los sueños también experimentan niveles de evolución. Partiendo de:

1) sueños sin consciencia de sueño, pasando por

2) sueños con conciencia de sueño,

3) sueños con conciencia de sueño y aumento de las capacidades de acción dentro de él,

4) sueños con conciencia de sueño y capacidad de modificar el sueño por completo, con apertura a mundos totalmente diferentes, contacto con seres de profunda sabiduría hasta llegar a

5) la fenomenologización del soñante, es entonces posible experimentar

6) los estadios de luz clara, que suceden en el dormir sin sueños, cuando tal dormir sin sueños se lleva adelante con conciencia del propio dormir.

    Con el desarrollo de esta asombrosa consciencia de sueño, el inconsciente tiene posibilidades de revelar una organización superior que, aunque pueda remitir a cierto desciframiento simbólico, dispone en su núcleo esencial a la ampliación evolutiva de niveles de mayor trascendencia e inclusión de la conciencia; un inconsciente luminoso espera ser despertado. Se lleva a cabo así una revolución en las condiciones de experiencia. En lugar de estar a merced del inconsciente, como el reo en su celda anhelando libertad, la conciencia de sueño nos remite instantáneamente a vivir esa libertad, aumentando la comprensión de nuestra vida y las herramientas para transitarla.

    Se ha dicho “El yo no es amo en su propia casa”. Nos hacemos ahora un interrogante: ¿el soñador lúcido sí? Al estar consciente de que se está soñando accedemos al estadio sutil; tal estadio es un desafío a la noción tradicional de inconsciente, noción en la que un yo habita un espacio en el que no sabe muy bien qué ocurre; el sujeto allí no es más que una resultante inestable. Le llamamos inconsciente personal. Su equilibrio y balance ha sido investigado por la psicología tradicional. Si al alcanzar la lucidez en el sueño uno tiene sus facultades racionales, perceptivas y de discernimiento lógico a su alcance y disponibles para ser puestas en movimiento tal como en la vigilia, es factible proceder a modificar la escena del sueño, disolver personajes que infunden temor, volar a velocidades inauditas, establecer conversaciones con seres de profunda inteligencia, recibir información creativa o trabajar directamente sobre la curación de las heridas psicológicas. Tales posibilidades evidentemente son muy diferentes a las del inconsciente entrópico, automático y oscuro de la perspectiva tradicional.

    Si se está consciente dentro de un sueño, podemos entrar directamente a nuestro inconsciente, acelerar la disolución de traumas, abrirnos a posibilidades infinitas y a una acción deliberada libre de límites físicos. Experiencias maravillosas se tornan accesibles para desplegar la percepción, acelerar sanaciones y abrir la vida a nuevas síntesis superiores de evolución.

    El ser, conectado con la lucidez, expande su conciencia. La experiencia de sueño sutil es producto de un arduo trabajo de disciplina, observación, atención y discernimiento, que comienza en las horas de vigilia y agudiza nuestros sentidos, pensamientos, sentimientos y acciones. Así, nos acercamos paulatinamente a altos estados y estadios que esperan ser despertados. La consciencia como vacío clarificado fundamental, va disponiendo de mayor energía y permite el despliegue de esos niveles elevados en una combinación de fenómenos sutiles y percepción no dual que nos acerca poco a poco a la luz clara. Esto permite que las ebulliciones psíquicas se apacigüen y se llegue a la quietud. Que el lenguaje retorne a su verdadera morada, el silencio. Y que la consciencia regrese a su apertura original, el infinito.




    Si se está consciente dentro de un sueño, podemos entrar directamente a nuestro inconsciente, acelerar la disolución de traumas, abrirnos a posibilidades infinitas y a una acción deliberada libre de límites físicos. Experiencias maravillosas se tornan accesibles para desplegar la percepción, acelerar sanaciones y abrir la vida a nuevas síntesis superiores de evolución.

    El ser, conectado con la lucidez, expande su conciencia. La experiencia de sueño sutil es producto de un arduo trabajo de disciplina, observación, atención y discernimiento, que comienza en las horas de vigilia y agudiza nuestros sentidos, pensamientos, sentimientos y acciones. Así, nos acercamos paulatinamente a altos estados y estadios que esperan ser despertados. La consciencia como vacío clarificado fundamental, va disponiendo de mayor energía y permite el despliegue de esos niveles elevados en una combinación de fenómenos sutiles y percepción no dual que nos acerca poco a poco a la luz clara. Esto permite que las ebulliciones psíquicas se apacigüen y se llegue a la quietud. Que el lenguaje retorne a su verdadera morada, el silencio. Y que la consciencia regrese a su apertura original, el infinito.

 

En cuanto a los rocesos misticos debemos tener en cuenta que los planos arquetípicos son alcanzados de distinto modo segun las distintas tradiciones e incluso la diversidad dentro de cada tradición puede ser muy amplia. La cantidad de factores a tenerse en cuenta es tan amplia que es lógico y hasta muy esperable que las confusiones sean lo más frecuente en los despertartes místicos. No por eso debemos dejar de intentar construir un mapa en el que el misticismo pueda ser descripto y comparado en sus diferentes manifestaciones a lo largo del tiempo y las culturas, reconociendo además que no todos

 

   Lo que debemos traer del olvido y poner en práctica es la capacidad de ser conscientes en el sueño. Cuando la lucidez onírica surge, el concepto de inconsciente experimenta una revolución. Ser consciente en el inconsciente onírico conlleva la aparición de increíbles recursos psíquicos, creativos y perceptuales, junto al acceso a nuevos estados de consciencia que reorganizan nuestra energía y nuestras prioridades, manifestándose una mayor libertad, inteligencia y ecuanimidad en la vida cotidiana.

Conciencia y Espiritualidad  
Lucidez Onírica

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