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Sueño Lúcido en Occidente

 

   En la historia de nuestra cultura, la conciencia onírica no ha tenido un espacio para desarrollarse, y por siglos ni siquiera se la consideró como una posibilidad real. A fines del siglo XX la ciencia reconoció su legitimidad. El sueño lúcido dejó de pertenecer al ámbito de lo esotérico y oculto y se instaló a la luz de la normalidad, de lo enriquecedor y saludable. 

 

      Lograr lucidez en los sueños es posible para todas las personas que se lo propongan, sin límite de edad y se logra a traves del aprendizaje y práctica de técnicas específicas. Es un entrenamiento que paulatinamente va dando resultados.

 

     Además de ser una experiencia fascinante en sí misma, el sueño lúcido puede ser utilizado para favorecer el desarrollo personal en gran veriedad de aspectos:

      Superación de miedos y de malos hábitos, desarrollo de flexilbilidad mental y emocional, acceso a estados de conciencia y bienestar desconocidos en vigilia, respuesta a dudas existenciales o espacio para profundizar en nuestra verdadera identidad.

    Es nuestra postura desarrolar la lucidez siempre en función de la evolución de la conciencia, entendiéndose por ello el despliegue de todas la posibilidades perceptivas, la superación del sufrimiento, el descondicionamiento de comportamientos destructivos, el fin de la neurosis, la práctica de los valores y la ética más alta. El entrenamiento del sueño lúcido sin este enfoque puede a nuestro criterio encarnar muchos peligros y llevar a desequilibrios, por lo que aconsejamos que los interesados se asesoren e informen en detalle antes de emprender este maravilloso viaje interior. 

      En este sitio, dedicado a la evolución de la conciencia, la lucidez onírica es nuestro camino predilecto a la iluminación.

 

 

   

 

 

 

       

 

 

 

          SUEÑO LÚCIDO E INCONSCIENTE

 

    Lo que debemos traer del olvido y poner en práctica es pues la capacidad de ser conscientes en el sueño. Cuando la lucidez onírica surge, el concepto de inconsciente experimenta una revolución. Ser consciente en el inconsciente onírico conlleva la aparición de increíbles recursos psíquicos, creativos y perceptuales, junto al acceso a nuevos estados de consciencia que se manifiestan en un acercamiento a una mayor libertad, inteligencia y ecuanimidad en la vida cotidiana.


    Así es que los sueños también experimentan niveles de evolución. Partiendo de 1) sueños sin consciencia de sueño, pasando por 2) sueños con conciencia de sueño, 3) sueños con conciencia de sueño y aumento de las capacidades de acción dentro de él, 4) sueños con conciencia de sueño y capacidad de modificar el sueño por completo, con apertura a mundos totalmente diferentes, contacto con seres de profunda sabiduría hasta llegar a 5) la fenomenologización del soñante, es entonces posible experimentar 6) los estadios de luz clara, que suceden en el dormir sin sueños, cuando tal dormir sin sueños se lleva adelante con conciencia del propio dormir.


      Con el desarrollo de esta asombrosa consciencia de sueño, el inconsciente tiene posibilidades de revelar una organización superior que, aunque pueda remitir a cierto desciframiento simbólico, dispone en su núcleo esencial a la ampliación evolutiva de niveles de mayor trascendencia e inclusión de la conciencia; un inconsciente luminoso espera ser despertado. Se lleva a cabo así una revolución en las condiciones de experiencia. En lugar de estar a merced del inconsciente, como el reo en su celda anhelando libertad, la conciencia de sueño nos remite instantáneamente a vivir esa libertad, aumentando la comprensión de nuestra vida y las herramientas para transitarla.


    Se ha dicho “El yo no es amo en su propia casa”. Nos hacemos ahora un interrogante: ¿el soñador lúcido sí? Al estar consciente de que se está soñando accedemos al estadio sutil; tal estadio es un desafío a la noción tradicional de inconsciente, noción en la que un yo habita un espacio en el que no sabe muy bien qué ocurre; el sujeto allí no es más que una resultante inestable. Le llamamos inconsciente personal. Su equilibrio y balance ha sido investigado por la psicología tradicional. Si al alcanzar la lucidez en el sueño uno tiene sus facultades racionales, perceptivas y de discernimiento lógico a su alcance y disponibles para ser puestas en movimiento tal como en la vigilia, es factible proceder a modificar la escena del sueño, disolver personajes que infunden temor, volar a velocidades inauditas, establecer conversaciones con seres de profunda inteligencia, recibir información ceativa o trabajar directamente sobre la curación de las heridas psicológicas. Tales posibilidades evidentemente son muy diferentes a las del inconsciente entrópico, automático y oscuro de la perspectiva tradicional.


       Si se está consciente dentro de un sueño, podemos entrar directamente a nuestro inconsciente, acelerar la disolución de traumas, abrirnos a posibilidades infinitas y a una acción deliberada libre de límites físicos. Experiencias maravillosas se tornan accesibles para desplegar la percepción, acelerar sanaciones y abrir la vida a nuevas síntesis superiores de evolución.

    El ser, conectado con la lucidez, expande su conciencia. La experiencia de sueño sutil es producto de un arduo trabajo de disciplina, observación, atención y discernimiento, que comienza en las horas de vigilia y agudiza nuestros sentidos, pensamientos, sentimientos y acciones. Así, nos acercamos paulatinamente a altos estados y estadios que esperan ser despertados. La consciencia como vacío clarificado fundamental, va disponiendo de mayor energía y permite el despliegue de esos niveles elevados en una combinación de fenómenos sutiles y percepción no dual que nos acerca poco a poco a la luz clara. Esto permite que las ebulliciones psíquicas se apacigüen y se llegue a la quietud. Que el lenguaje retorne a su verdadera morada, el silencio. Y que la consciencia regrese a su apertura original, el infinito.


      Si se está consciente dentro de un sueño, podemos entrar directamente a nuestro inconsciente, acelerar la disolución de traumas, abrirnos a posibilidades infinitas y a una acción deliberada libre de límites físicos. Experiencias maravillosas se tornan accesibles para desplegar la percepción, acelerar sanaciones y abrir la vida a nuevas síntesis superiores de evolución.

     El ser, conectado con la lucidez, expande su conciencia. La experiencia de sueño sutil es producto de un arduo trabajo de disciplina, observación, atención y discernimiento, que comienza en las horas de vigilia y agudiza nuestros sentidos, pensamientos, sentimientos y acciones. Así, nos acercamos paulatinamente a altos estados y estadios que esperan ser despertados. La consciencia como vacío clarificado fundamental, va disponiendo de mayor energía y permite el despliegue de esos niveles elevados en una combinación de fenómenos sutiles y percepción no dual que nos acerca poco a poco a la luz clara. Esto permite que las ebulliciones psíquicas se apacigüen y se llegue a la quietud. Que el lenguaje retorne a su verdadera morada, el silencio. Y que la consciencia regrese a su apertura original, el infinito.

 

 

          Lo que debemos traer del olvido y poner en práctica es la capacidad de ser conscientes en el sueño. Cuando la lucidez onírica surge, el concepto de inconsciente experimenta una revolución. Ser consciente en el inconsciente onírico conlleva la aparición de increíbles recursos psíquicos, creativos y perceptuales, junto al acceso a nuevos estados de conscienciaque reorganizan nuestra energía y nuestras prioridades, manifiestándose una mayor libertad, inteligencia y ecuanimidad en nuestra vida cotidiana.

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