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Física Cuántica y Espiritualidad

    El físico cuántico David Bohm ha planteado que la Consciencia se manifiesta en el orden explicado espacio-temporal aunque sus dimen-siones más sutiles conectan con el orden implicado, correlacionado con el vacío cuántico de energía infinita fuera del espacio y del tiempo. El modo más habitual de funcionamiento del cerebro humano es en el orden explicado produciendo fragmentación y conflicto. Para acceder a las dimensiones sutiles del orden implicado y aún más allá, se requiere des-condicionar la mente. A partir del proceso de meditación se activa el discernimiento y la percepción lúcida no dual desplegada deta-lladamente por Krishnamurti y Bohm en sus extensos diálogos. El discernimiento modifica la materia mental, disuelve los condicionamientos cerebrales y deja libre al ser humano para contactar las capas más profundas de la consciencia. Se tiene acceso a la dimensión sutil del orden implicado y este acceso modifica la materia cerebral en el orden explicado, gene-rando orden, balance, armonía y salud. Se modifica el modo de funcionar del pensamiento y se experimenta una mutación extraordinaria en la base del ser.

     

Si el observador genera lo que es en el mundo, podemos traer a la memoria la afirmación del zen ni una mota existe fuera de tu mente. Claro está, un lector atento 

afirmaría que aquí aparece el problema del solipsismo, justamente si se considera que el dicho zen se refiere a una mente personal. Pero la espiritualidad ha salvado esta cuestión al considerar la existencia de una única mente universal que se manifiesta en cada ser humano individual; así se sortea el problema del solipsismo.

 

 

      Niels Bohr propuso en física cuántica el principio de complementariedad, a partir del cual sostuvo la posibilidad de existencia de modos complementarios de descripción de la realidad, mutuamente excluyentes y al mismo tiempo completos en sí mismos. El ejemplo más claro es la complementariedad onda-corpúsculo, como el fenómeno de la luz, en el que puede considerarse al fotón (la partícula de la luz) como teniendo al mismo tiempo comportamiento de onda y de corpúsculo. Creemos posible aplicar esta complementariedad al ancestral problema mente-cuerpo.

 

La dualidad mente-cuerpo responde a un comportamiento de complementariedad en el que dos elementos que parecen contrarios encuentran un modo de interacción no excluyente. Mente y cuerpo mantienen una complementariedad del mismo modo que el fotón se comporta como onda-corpúsculo. A veces es el factor cuerpo (corpúsculo) el que sobrepasa en relevancia al dar una explicación solvente de determinados fenómenos; otras veces la mente (onda) es el principal factor de comprensión del comportamiento humano. 

 

 

 

 

 

EL EXPERIMENTO DE LA DOBLE RENDIJA Y EL TEOREMA DE BELL. LA RETROCAUSACIÓN Y LA INSTANTANEIDAD DE LA INFORMACIÓN.

 

       

      El experimento de la doble rendija es extremadamente paradójico. Si se sigue la trayectoria de un electrón observándolo pasar por una rendija, el resultado es una huella que señala que se ha comportado como una partícula. Si la observación del electrón se hace a partir de iluminar dos rendijas, el electrón misteriosamente, ¡pasa por las dos rendijas al mismo tiempo! Y despliega entonces un patrón de onda y no de partícula. Cómo sabe el electrón que hay una o dos rendijas iluminadas para su observación? Pareciera que el electrón se alinea con la decisión del científico en cuanto a qué tipo de observación utilizará.

 

     Aún hay más perplejidades. Existe una versión del experimento llamado de elección retardada. La decisión de observar al electrón se pospone hasta el último instante posible antes de que deje la huella de su trayectoria. Recién allí se decide si la observación iluminará una o dos rendijas, digamos, después que el electrón ha sobrepasado la zona de rendijas. Pues bien, si se ilumina una rendija, el electrón produce un patrón de partícula; si se iluminan dos rendijas, el electrón produce un patrón de onda. Es decir ¡el electrón modifica su pasado según la decisión de observación del científico! Esto evidencia una reversión del proceso causa-efecto en el ámbito de lo infinitamente pequeño: ¡el futuro condiciona los hechos del pasado!

 

       El teorema de Bell, permite inferir la existencia de comunicación no local entre distintas regiones del universo. Se comprueba que la información se transfiere instantáneamente entre partículas que han estado entrelazadas y luego alejadas una de otra incluso a distancias astronómicas. Sintéticamente, pensemos en dos electrones cercanos que giran siempre (spin) en sentido contrario. Imaginemos que esos electrones son separados por distancias increíblemente grandes. Si a uno de los electrones se le modifica el giro de su spin, el otro electrón ubicado a distancias asombrosas, también modifica el giro de su spin en sentido contrario y de modo instantáneo. Esto permite inferir la existencia de comunicación entre los electrones más allá del espacio-tiempo y de la velocidad de la luz. Los más osados pensadores han visto en este experimento un análogo de los fenómenos de clarividencia y precognición.

 

 


 

 

 

ORDEN EXPLICADO Y ORDEN IMPLICADO. EL ROL DE LA CONSCIENCIA. DAVID BOHM Y JIDDU KRISHNAMURTI

 

     Entramos ahora en la quintaesencia de la relación cuántica-misticismo a partir del pensamiento del físico David Bohm. La conciencia puede ser el conector de los ámbitos macro-cósmicos del orden explicado con los ámbitos micro-cósmicos y del vacío cuántico del orden implicado. La consciencia puede funcionar bajo las condiciones típicas de causalidad espacio-

temporal y también poseer funcionamientos que trascienden el espacio-tiempo cotidiano.

 

      David Bohm fue colaborador de Einstein y amigo del sabio hindú Krishnamurti. Desarrolló una cosmovisión cuántica en la cual la consciencia humana tiene un protagonismo fundamental, ya sea para producir confusión constante, cuando funciona desde los condicionamientos fragmentarios, ya sea para hacer resurgir el orden y la armonía en la vida humana, a partir del discernimiento que la aleja del condicionamiento y la acerca a su conexión con el orden implicado, que es un dominio multidimensional de energía infinita y ordenada con conexión instantánea fuera del espacio y del tiempo. El orden explicado es el orden de manifestación de todos los días, establecido a partir de las coordenadas de espacio y tiempo; el orden implicado es el orden de energía infinita del vacío cuántico, en el que no hay ni espacio ni tiempo sino comunicación instantánea de cualquier lugar del universo con cualquier otro.

 

     Bohm propone que la consciencia está asentada en el orden implicado y que puede contactar con él a partir del silencio y des-condicionamiento del funcionamiento mental. El pensamiento funciona fragmentando la realidad en el orden explicado pues es un proceso material que se desarrolla en el cerebro y se basa en la memoria. Su función es dividir, analizar, fragmentar la realidad. La consecuencia es la reificación, cosificación y fijación de esa realidad imposibilitando el libre fluir de la consciencia.

 

     Bohm plantea la necesidad de des-condicionar la mente a partir de la meditación de atención plena que activa el discernimiento y la percepción lúcida no dual planteada por Krishnamurti.

 

CONCLUSIONES

 

     Nuestro derrotero de reflexión cuya temática ha sido la física cuántica y la espiritualidad conlleva finalmente a la necesidad de sostener el proceso de meditación, atención plena y discernimiento como uno de los motores de cambio más extraordinarios con los que contamos. David Bohm, el físico, Jiddu Krishnamurti, el místico concluyen en sostener el papel fundamental que la consciencia juega en el universo y en nuestras vidas.

 

             El discernimiento modifica la materia mental, disuelve los condicionamientos cerebrales y deja libre al ser humano para contactar las capas más profundas de la consciencia. Se tiene acceso a la dimensión sutil del orden implicado, y este acceso modifica la materia cerebral en el orden explicado, generando orden, balance, armonía y salud. Se modifica el modo de funcionar del pensamiento y se experimenta una mutación extraordinaria en la base del ser.

 

 

 

 

           La correlación entre física cuántica y espiritualidad es un campo de reflexión tan fascinante como arduo, que ha tenido a lo largo de las últimas décadas sus defensores como así también sus detractores.

 

     No nos inclinamos por entrar en un debate engorroso; nuestra posición se aleja de pretender que la física cuántica apruebe las posiciones místicas, o que los místicos se tornen expertos en cuántica.

 

     Intentamos hacer notar que las investigaciones místicas milenarias han sostenido interpretaciones del universo como totalidad unificada, existencia de mundos infinitos, idea del vacío como energía infinita, existencia de fenómenos fuera del espacio y el tiempo y reversión de la causalidad (eventos futuros alterando eventos pasados).  

 

     Muchas de estas descripciones de fenómenos espirituales se asemejan a las descripciones de la física cuántica en la actualidad. El punto a investigar es si estas coincidencias son solo superficiales o pueden tener alguna raíz más profunda y si es alguna concepción específica de la Consciencia el punto central desde el que pueden tenderse los puentes comunicativos. Si la Consciencia tiene la posibilidad de doble funcionamiento, como estructura tridimensional en el espacio-tiempo y como estructura multidimensional en el vacío infinito entonces el diálogo entre ambos campos de conocimiento es posible.

 

     Arthur Koestler ha hablado de una partícula de consciencia, el mentión, como aquella que hipotéticamente, podría generar el acceso a ambos tipos de funcionamiento y transmisión de información. Cabe una pregunta respecto de la lucidez onírica. ¿Y si la consciencia de lucidez onírica fuese un activador de la dimensión cuántica, fuera del espacio y el tiempo con la posibilidad de explorar los infinitos mundos del multiverso?

 

     Tal vez el físico cuántico David Bohm, colaborador de Albert Einstein, haya sido quien más ha explorado ambos lados de la temática.

 

     Veamos algunas descripciones generales de la física cuántica. Posteriormente ampliaremos la perspectiva de D. Bohm, quien, como afirmáramos previamente, ha desarrollado más ampliamente una visión entrelazada de cuántica y misticismo. A modo de introducción, diremos que a partir de su concepción de la consciencia fundamentada en un doble funcionamiento propone que ella se despliega tanto en el orden explicado del tiempo y el espacio cotidianos como en el orden implicado, que se constituye como la dimensión del vacío de interconexión cósmica fuera del espacio y del tiempo.

 

 
 
 
CIENTÍFICOS Y MÍSTICOS

 

     Es relevante notar que el físico cuántico, en tanto ser humano condicionado socialmente seguirá en el mismo estado de conciencia a pesar de sus descubrimientos científicos y no es su saber cuántico el que le dará más espiritualidad en su vida.

 

     La transformación de la conciencia es relativamente independiente de cualquier saber científico, pues requiere la evolución profunda de estructuras, estadios y estados del ser; la vida cotidiana prácticamente no se modifica por conocer una nueva teoría, sino que lo hace en función del acceso a experiencias y estados de consciencia desplegados a partir de un camino de evolución.

 

     Lo que sí avalamos es la posibilidad de adoptar una posición que acepte la posibilidad de diálogo entre ambos campos de saber y experiencia humanos, en función de orientarnos en favor de promover una comprensión más profunda del cosmos y la existencia humana.

 

      Los grandes seres humanos autorrealizados espiritualmente han experimentado la unidad de la existencia en por lo menos siete niveles del ser que han sido denominados de distintas maneras, entre las cuales proponemos una: 1) físico, 2) emocional, 3) mental, 4) psíquico, 5) sutil, 6) causal y 7) no dual. Los físicos cuánticos están investigando cuestiones como el campo unificado del universo, es decir, investigan fenómenos del nivel 1 de la jerarquía que hemos detallado, ha partir de una comprensión intelectual. El físico investiga niveles básicos y extrínsecos, los místicos niveles últimos de la realidad como estados de realización subjetivos.

 

     Las posiciones individuales de los Físicos parecen entonces no tener necesariedad en la correlación con sus posiciones científicas. Mientras algunos sostienen una acérrima confrontación con la espiritualidad, otros científicos de gran relevancia  como Heisenberg, Schroedinger, Einstein, Jeans, Planck, Pauli, Eddington y David Bohm han compartido una visión de carácter místico de la realidad. Ellos han concebido la existencia como un misterio y al mismo tiempo avalado la visión del cosmos como una totalidad infinita unificada. Puede que su misticismo tenga relación directa con los descubrimientos cuánticos en algunos casos y en otros no, pues no solo los físicos cuánticos han tenido perspectivas místicas. Científicos de otras épocas, como Kepler y Newton han tenido simpatía por el misticismo, la astrología y la alquimia.  

 

 
 
 
 
 
INTERPRETACIÓN DE COPENHAGE

 

     Veamos algunas interpretaciones de los fenómenos cuánticos que son relevantes para llevar adelante las comparaciones de las metáforas explicativas cuánticas y místicas. Así, la famosa interpretación de los científicos de Copenhague (Niels Bohr, Werner Heisenberg y Max Born) se acerca a la posición filosófica denominada fenomenalismo. En ella se considera que el observador no es independiente de lo que observa, sino más bien se sostiene que el observador -con sus aparatos de medición- y lo observado son totalmente dependientes, influenciando el observador en aquello que observa. En términos filosóficos, esto implica alejarse de la dualidad sujeto-objeto.

 

     Mientras que en la física newtoniana el observador es totalmente independiente de lo que observa, la física cuántica -en su interpretación fenomenalista- niega tal independencia. Von Newman y John Weleer llevaron esta posición aún más lejos, al extremo de afirmar que todo fenómeno cuántico es tal, solo cuando un observador lo observa. Esta posición, tiene su análogo desde el lado espiritual y ha sido profundamente investigada por Krishnamurti; su principio de no dualidad ha sido expresado en su enunciado el observador es lo observado. No hay división entre quien observa y aquello que observa. Cuando hay una ilusión de diferencia el resultado es el conflicto. Cuando el observador es lo observado, el conflicto se detiene.

 

 
 
 
 
 
 
COLAPSO DE LA FUNCIÓN DE ONDA. PRINCIPIO DE INCERTIDUMBRE Y SOLIPSISMO

 

     En física cuántica, suele considerarse que antes de cualquier medición hay infinitos estados posibles en el que puede hallarse el fenómeno. A posteriori de la medición, el resultado obtenido es llamado colapso de la función de onda, es decir, se obtiene un único resultado para la medición buscada. Tal colapso de onda solo se produce cuando el observador decide medir, pues anteriormente a la medición el estado posible es de carácter infinito. Nuevamente, la observación genera el estado de las cosas en el mundo.

 

  Fue Heinserberg quien postuló en su principio de incertidumbre la imposibilidad de conocer ubicación y velocidad de una partícula al mismo tiempo. El conocimiento humano tiene así un punto infranqueable en la predicción. Nuevamente se establece la dependencia y la co-creación de lo que es, producto de la interacción observador-observado y se constituyen evidencias de los límites del conocimiento científico.

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PRÁCTICA MEDITATIVA 

 

              En postura de meditación observo los pensamientos sin juzgar, sin condenar, sin rechazar, ni escapar. Cuando se observa un átomo emitiendo luz, el átomo se modifica en un proceso de no dualidad entre sujeto y objeto. 

 

Cuando observamos los pensamientos en un proceso de no dualidad, los pensamientos, como los átomos, se modifican. La observación no dual cambia la naturaleza de los pensamientos.

 

La conciencia se vuelve calma, serena y clara. El 99% de un átomo es vacío y ese vacío contiene energía infinita.

 

Cuando la conciencia puede observar los contenidos de pensamiento, emoción, sensación, sentimientos y deseos sin identificarse con ellos, la conciencia experimenta un maravilloso vaciamiento.

 

Cuando el 99% de la conciencia es vacío obtenemos el estado cuántico de meditación. Una energía inagotable y un estado de plenitud quedan a nuestra disposición.

 

En lugar de observar desde el yo, la conciencia observa al yo. 

Así, las distorsiones de observación se detienen, pues no hay creencias observadoras que observen sin ser observadas.

 

Al observar las creencias observadoras que observan,

la conciencia logra una observación libre, pura, vacía y de energía infinita.

 

En el estado cuántico de Meditación hay transmisión de energía desde cualquier punto del universo a cualquier otro punto del universo. El vacío y la plenitud se unifican en la luz clara de la consciencia.

 

 

 

C. Y. E. L. O.


 

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