La meditación es una práctica milenaria que puede acelerar nuestra evolución en modos relevantes, significativos y en ciertos casos asombrosos. El simple hecho de sentarse inmóvil durante media hora y llevar adelante una auto-observación puede resultar desconcertante. Sin embargo, la continuidad y la disciplina en la práctica generan niveles de concentración y/o discernimiento que aumentan paulatinamente, hasta culminar en la emergencia de eventos y experiencias profundos y extraordinarios. En su práctica inicial, el meditador puede pasar por momentos de tensión, ansiedad, miedo, angustia, distracción, concentración, ecuanimidad, etc., en un caleidoscopio de imágenes y sensaciones que cambian constantemente, generando momentos de calma y otros de gran inestabilidad. La persistencia en la meditación genera periodos cada vez más extensos de serenidad mental, percepción lúcida, mantenimiento del testigo puro, discernimientos profundos e incluso experiencias físicas, psíquicas y espirituales de gran poder para nuestras vidas.
Los diferentes tipos de meditación se han organizado a grandes rasgos en dos tipologías básicas:
1) el camino de la Concentración
2) el camino de la Atención Plena
1) El camino de la Concentración también es conocido como meditación con soporte. Se trata de un tipo de meditación que se lleva adelante a partir de la atención en algún tipo de objeto físico o mental, tal como la respiración, la llama de una vela, alguna parte del cuerpo, una sílaba sagrada, etc.
2) El camino de Atención plena o del discernimiento es un modo de meditación que no apela a ningún tipo de soporte.
La atención simplemente se lleva al proceso espontáneo que ocurre en la consciencia y se observa el contenido emergente sin producir ni racionalización ni juzgamiento ni opción, de modo tal que los contenidos se despliegan libremente en el escenario del teatro mental: pensamientos, sentimientos, sensaciones físicas y estados psíquicos son observados, en un proceso que, desde sus inicios, alterna la atención plena de los contenidos con la pérdida de la atención producto de las identificaciones con los contenidos que emergen. El proceso de observación a partir de la práctica y la disciplina, elimina paulatinamente las distracciones identificatorias. Surge poco a poco una percepción pura mediante la cual la consciencia permanece en quietud incluyendo sentimientos de serenidad y ecuanimidad que emergen como corolario del estado de atención plena. También en este tipo de meditación pueden ocurrir grandes discernimientos, eventos inusuales y experiencias extraordinarias.
Los invitamos a compartir los detalles y las comple-jidades de esta práctica fascinante de transformación evolutiva.